jueves, 29 de mayo de 2008
viernes, 23 de mayo de 2008
Sin llaves...
Es propio de mi presentarme sin avisar.
En los últimos días han sucedido un sinnúmero de acontecimientos harto bizarros o, cuanto menos, pintorescos. Todo lo cual me ha llevado a retomar la infame idea de participar en semejante pastiche de malignidad techno-gótica. Mas la hora es tardía y me quema la garganta por el alcohol...
Todo lo anterior no es más que una forma pedante de comunicaros que al fin me he decidido a aportar material por aquí. Al ser esto mi primera entrada es tan solo un saludo, pero os prometo en breve un reportaje fotográfico de mi pequeño pony del infierno. Y por supuesto todo lo que os debo con intereses.
En los últimos días han sucedido un sinnúmero de acontecimientos harto bizarros o, cuanto menos, pintorescos. Todo lo cual me ha llevado a retomar la infame idea de participar en semejante pastiche de malignidad techno-gótica. Mas la hora es tardía y me quema la garganta por el alcohol...
Todo lo anterior no es más que una forma pedante de comunicaros que al fin me he decidido a aportar material por aquí. Al ser esto mi primera entrada es tan solo un saludo, pero os prometo en breve un reportaje fotográfico de mi pequeño pony del infierno. Y por supuesto todo lo que os debo con intereses.
jueves, 15 de mayo de 2008
La venganza del coronel Masson
Luke conducía su Cadillac rojo a toda velocidad hacia Las Vegas, surcando la carretera con el viento golpeándole la cara. Las gafas de sol le protegían los ojos del viento nocturno, y sus guantes sin dedos se apretaban contra el volante por la presión de sus manos.
Los coches de los maderos se cruzaron peligrosamente al tomar la curva, sus sirenas gritando frenéticas mientras quemaban los neumáticos. Los vehículos se tambalearon una vez más antes de retomar la velocidad y volver a pisarle los talones.
Pisó el acelerador a fondo y consiguió ganar un poco de tiempo mientras reaccionaban, lo justo para gritar:
-¡Nancy, querida! ¡Puedes disparar!
Nancy no tardó en emerger de los asientos de atras. La vió en el retrovisor, con la camisa atada a la cintura y los vaqueros manchados de aceite de motor. Nadie disparaba la Mk 19 como Nancy.
La ráfaga ocultó las sirenas, y los coches de policía tuvieron que derrapar una vez más y detenerse fuera de la carretera para evitar una muerte segura. Mientras se alejaban, los ensordecedores estallidos volaban hacia el cielo con los gritos de emoción de la rubia.
Luke soltó el volante y se hizo una coleta en pocos segundos con la goma que llevaba en un bolsillo de la chupa de cuero negro. Sabía que iba a encontrar resistencia más adelante y no quería molestias.
Bloqueó el volante con una palanca y cogió las Uzis del asiento de al lado. No hacía falta acertar, sólo tenía que asustarlos. Preparó las armas, la izquierda hacia delante y la derecha hacia el lado. Las débiles barreras de madera de la barricada se acercaban, y cuatro polis tomaban posiciones tras ellas. Nancy le puso un cigarro en la boca y lo encendió con el paño en llamas de un cocktail molotov.
-Esta es mi chica. -Dijo entre dientes.
Apretó los gatillos sólo un segundo antes que la poli, y el cocktail explotaba como la percusión respondiendo al viento. La nube ardiente pareció elevarse sobre las estrellas a la derecha, y a la izquierda un coche quedaba destrozado por los impactos de bala. Música de muerte entre gritos de júbilo. Como esperaba, las barreras no aguantaron la potencia del Cadillac.
Luke calló de golpe y el cigarro se partió en su boca, mientras daba un volantazo hacia la izquierda y derrapaba dejando un estridente chirrido tras de sí y el coche quedaba de lado sobre la carretera.
-El desierto es muy grande, vaquero. Pero no hay sitio para ti en él. -Una figura le apuntaba inmóvil con un revólver.
Era el coronel Masson, con su sombrero militar y sus enormes gafas de sol de Vietnam, la mano derecha colgando del cinturón por el pulgar y un enorme puro incandescente en la boca. Su uniforme verde estaba limpio y sus condecoraciones abrillantadas, pero nadie le acompañaba. Ni siquiera un triste Jeep.
Luke y Nancy bajaron del coche y se plantaron a pocos metros del militar, apuntándole con sus armas.
-Sabes que no olvido a los desertores. Y también sabes que nunca fallo.
-Somos dos, coronel. Sólo quiero el dinero que me debe América. -Se limpió el sudor de la frente con la muñeca. -Apártate y te dejaremos con vida.
-Tu hermano murió por su país, América no te debe nada. Eres tú quien me debe la vida por abandonar mi unidad. -Contestó el coronel sonriente, mientras sus gafas se encendían reflejando el fuego tras la pareja.
-Aun me tiene que contar cómo escapó usted del Napalm que mandó soltar sobre nuestra posición.
La mano libre se alzó lentamente sobre la camisa de Roger Masson. Los segundos se hicieron eternos, preludiando lo que Luke ya sabía. Los botones se rompieron todos de golpe, y el torso del coronel quedó al descubierto mostrando horribles quemaduras que Nancy no pudo mirar.
Y un devastador disparo sonó en el aire, un disparo que Nancy tampoco vio y que le costó la vida. El eco retumbó por todo el desierto como ningún eco lo había hecho antes. Y el tiempo volvió a pasar lentamente mientras Luke descargaba sus armas, entre alaridos, hacia su enemigo.
Sólo vio como las uzis destrozaban las gafas y el cráneo de Roger antes de morir, tambaleándose de un lado a otro entre los tiros del revólver humeante. Los verdaderos hijos de puta te apuntan incluso cuando los estás matando, le habían dicho en Vietnam. Aquella noche murieron dos hijos de puta, pero Luke no sintió el dolor ni oyó los disparos. En su cabeza sólo resonaba la bala que mató a Nancy.
Los coches de los maderos se cruzaron peligrosamente al tomar la curva, sus sirenas gritando frenéticas mientras quemaban los neumáticos. Los vehículos se tambalearon una vez más antes de retomar la velocidad y volver a pisarle los talones.
Pisó el acelerador a fondo y consiguió ganar un poco de tiempo mientras reaccionaban, lo justo para gritar:
-¡Nancy, querida! ¡Puedes disparar!
Nancy no tardó en emerger de los asientos de atras. La vió en el retrovisor, con la camisa atada a la cintura y los vaqueros manchados de aceite de motor. Nadie disparaba la Mk 19 como Nancy.
La ráfaga ocultó las sirenas, y los coches de policía tuvieron que derrapar una vez más y detenerse fuera de la carretera para evitar una muerte segura. Mientras se alejaban, los ensordecedores estallidos volaban hacia el cielo con los gritos de emoción de la rubia.
Luke soltó el volante y se hizo una coleta en pocos segundos con la goma que llevaba en un bolsillo de la chupa de cuero negro. Sabía que iba a encontrar resistencia más adelante y no quería molestias.
Bloqueó el volante con una palanca y cogió las Uzis del asiento de al lado. No hacía falta acertar, sólo tenía que asustarlos. Preparó las armas, la izquierda hacia delante y la derecha hacia el lado. Las débiles barreras de madera de la barricada se acercaban, y cuatro polis tomaban posiciones tras ellas. Nancy le puso un cigarro en la boca y lo encendió con el paño en llamas de un cocktail molotov.
-Esta es mi chica. -Dijo entre dientes.
Apretó los gatillos sólo un segundo antes que la poli, y el cocktail explotaba como la percusión respondiendo al viento. La nube ardiente pareció elevarse sobre las estrellas a la derecha, y a la izquierda un coche quedaba destrozado por los impactos de bala. Música de muerte entre gritos de júbilo. Como esperaba, las barreras no aguantaron la potencia del Cadillac.
Luke calló de golpe y el cigarro se partió en su boca, mientras daba un volantazo hacia la izquierda y derrapaba dejando un estridente chirrido tras de sí y el coche quedaba de lado sobre la carretera.
-El desierto es muy grande, vaquero. Pero no hay sitio para ti en él. -Una figura le apuntaba inmóvil con un revólver.
Era el coronel Masson, con su sombrero militar y sus enormes gafas de sol de Vietnam, la mano derecha colgando del cinturón por el pulgar y un enorme puro incandescente en la boca. Su uniforme verde estaba limpio y sus condecoraciones abrillantadas, pero nadie le acompañaba. Ni siquiera un triste Jeep.
Luke y Nancy bajaron del coche y se plantaron a pocos metros del militar, apuntándole con sus armas.
-Sabes que no olvido a los desertores. Y también sabes que nunca fallo.
-Somos dos, coronel. Sólo quiero el dinero que me debe América. -Se limpió el sudor de la frente con la muñeca. -Apártate y te dejaremos con vida.
-Tu hermano murió por su país, América no te debe nada. Eres tú quien me debe la vida por abandonar mi unidad. -Contestó el coronel sonriente, mientras sus gafas se encendían reflejando el fuego tras la pareja.
-Aun me tiene que contar cómo escapó usted del Napalm que mandó soltar sobre nuestra posición.
La mano libre se alzó lentamente sobre la camisa de Roger Masson. Los segundos se hicieron eternos, preludiando lo que Luke ya sabía. Los botones se rompieron todos de golpe, y el torso del coronel quedó al descubierto mostrando horribles quemaduras que Nancy no pudo mirar.
Y un devastador disparo sonó en el aire, un disparo que Nancy tampoco vio y que le costó la vida. El eco retumbó por todo el desierto como ningún eco lo había hecho antes. Y el tiempo volvió a pasar lentamente mientras Luke descargaba sus armas, entre alaridos, hacia su enemigo.
Sólo vio como las uzis destrozaban las gafas y el cráneo de Roger antes de morir, tambaleándose de un lado a otro entre los tiros del revólver humeante. Los verdaderos hijos de puta te apuntan incluso cuando los estás matando, le habían dicho en Vietnam. Aquella noche murieron dos hijos de puta, pero Luke no sintió el dolor ni oyó los disparos. En su cabeza sólo resonaba la bala que mató a Nancy.
miércoles, 14 de mayo de 2008
History
Como soy gran fan de My Life With the Thrill Kill Kult y el uso de citas ajenas en las canciones techno-góticas-malignas, he decidido hacer esta cutre canción como homejane.
Se escucharían las frases con voz de micro sobre un fondo electrónico en plan Kooler than Jesus.
War is Peace.
Freedom is Slavery.
Ignorance is Strength.
For your ignorance is the mother
of your devotion to me.
For your ignorance is the mother
of your devotion to me.
They told me to do it!
Men's ideas
are the most direct emanations
of their material state.
Nothing can have value
without being an object
of utility.
Ignorance is Strength.
For your ignorance is the mother
of your devotion to me.
For your ignorance is the mother
of your devotion to me.
All history becomes subjective.
You know darn well that
they're just manipulating you
and that's all that
they're doing...
Ignorance.
Se escucharían las frases con voz de micro sobre un fondo electrónico en plan Kooler than Jesus.
War is Peace.
Freedom is Slavery.
Ignorance is Strength.
For your ignorance is the mother
of your devotion to me.
For your ignorance is the mother
of your devotion to me.
They told me to do it!
Men's ideas
are the most direct emanations
of their material state.
Nothing can have value
without being an object
of utility.
Ignorance is Strength.
For your ignorance is the mother
of your devotion to me.
For your ignorance is the mother
of your devotion to me.
All history becomes subjective.
You know darn well that
they're just manipulating you
and that's all that
they're doing...
Ignorance.
lunes, 5 de mayo de 2008
Del colgado a las estrellas
Ojos pálidos sin nombre,
bailarinas del eterno,
a los ojos de este hombre
ha cambiado vuestro fuego.
Coro celeste sin voz principal,
amas de llaves de fuerzas terrenas:
no acuséis mi necedad,
no reflejéis mis condenas.
Luces de intermitente blancura,
espejo celeste de obras humanas,
si brilláis hoy con amargura
es por culpa de mis faltas.
Madres blancas y brillantes,
faros de barcos perdidos,
iluminad el camino serpenteante
y curad mi corazón malherido
bailarinas del eterno,
a los ojos de este hombre
ha cambiado vuestro fuego.
Coro celeste sin voz principal,
amas de llaves de fuerzas terrenas:
no acuséis mi necedad,
no reflejéis mis condenas.
Luces de intermitente blancura,
espejo celeste de obras humanas,
si brilláis hoy con amargura
es por culpa de mis faltas.
Madres blancas y brillantes,
faros de barcos perdidos,
iluminad el camino serpenteante
y curad mi corazón malherido
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